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20120527

A hundred two times

A hundred two times:
Nació con esos curiosos defectos con los que nacen todos. Algunos son maniáticos, otros despistados. Lo suyo era diferente, algo menos usual.

Solía ser olvidadizo y casualmente con aquellas cosas que más le importaban. Suena irónico. Al principio ocurría con exámenes que no recordaba que estuvieran fechados o con cosas que, en cierto modo, eran más triviales.
Se iba complicando por años, como suele pasar con todo. Y llegó el día en el que se enamoró. Al principio pasaba el problema por alto, se dejaba caer sobre la cama de su cuarto y recordaba perfectamente antes de dormir y al despertarse cada detalle de ella, tal y como hace la gente que está enamorada.

Pasaban los meses y empezaba a olvidar.
Primero fueron los ojos, parecía imposible pero era real. Casi daba risa pensarlo. Compadecerse mirando por la ventana y observando como desaparecía. Era trágico plantear decir "vuelve" cuando apenas habían pasado minutos desde la última vez que se vieron. Pero él escogía el silencio y buscaba al fantasma. Y sin embargo, ¿cómo era tu pelo?, ¿cómo era tu voz? No hay nada como enamorase todos los días de tu voz.




(Foto: Miqui Brightside)